Para hablar de los orígines de Sevilla, debemos hablar de Tartessos, el reino más culto de todo el occidente europeo. Esos comienzos de la historia de Sevilla se remontan al siglo IX A.C. el nombre primitivo de la urbe era Spal, cuya traducción es la ciudad llana. El asentamiento inicial se construye en un pequeño promontorio existente en las marismas junto al lago ligustinus. Los estudios realizados nos cuentan que esa zona se sitúa en el entorno de la actual Alfalfa y calle Aire, constituyendo la originaria Sevilla. Allí se realizan unas construcciones lacustres donde los primitivos habitantes tenían sus moradas.
A pesar de la humedad, el hecho de ese brazo de mar que llegaba hasta la ciudad y la rica flora y fauna que lo rodeaba, hizo que fuera un lugar adecuado para realizar ese originario asentamiento. De esta época han llegado hasta nosotros diferentes fósiles marinos que se encuentran diseminados por diversos lugares de la ciudad.
Es una época que mezcla la historia con el mito, donde nuestra ciudad pertenece al reino de Tartessos, se cuenta que Hércules tiene que realizar doce pruebas, uno es matar a los toros del rey Gerión de Tartesos, y que aprovecha ese trabajo para fundar una ciudad, la ciudad de Sevilla. De ahí que se hable de Hércules como el fundador mítico de Sevilla.
De ese periodo de esplendor que hablaban las fuentes, y esa riqueza de metales de la zona, no se habían encontrado restos; hasta en 1958, con una excavación para realizar un campo de tiro en el sitio del Carambolo, entre Camas y Sevilla, descubren un increíble tesoro de oro, que a día de hoy es lo que más valor tiene en la ciudad de Sevilla. Nos referíamos al “Tesoro del Carambolo”. Hoy en el inventario del Ayuntamiento es lo que más valor posee de toda la ciudad.
A esto hay que unir los hallazgos de los candelabros de Lebrija, el tesoro de Évora o el tesoro de Mairena. Además de numerosos restos que nos hablan de la conexión de ese reino peninsular con el mundo asiático, que en aquel momento era la sociedad más pujante en el mundo.
Esta sociedad de Tartessos, que podemos calificar como el origen de Sevilla era una sociedad compleja, con un sistema de monarquía donde nos han llegado varios nombres como el famoso rey Argantonio. Además utilizaban carros que llevaban sus guerreros al estilo de pueblos orientales como Egipto, se conservan varias estelas donde se pueden ver con detalle. Y nos cuentan las crónicas que eran tan cultos que tenían sus leyes escritas en verso, además de otro elemento muy importante, su escritura, que es otra de sus grandes aportaciones; se han encontrado diversos ejemplos en diferentes estelas de piedra, pero a día de hoy aún no ha podido ser descifrada.